- Tamaño de las posiciones. No asumen el mayor riesgo cuando están más sintonizados con el mercado y tienen más convicción sobre su dirección. Puede que hagan las operaciones en las que tienen mucha confianza con poco tamaño; las operaciones en las que tienen poca confianza se hacen demasiado grandes (a menudo para recuperar el dinero de pérdidas anteriores). Están intentando batear con más fuerza cuando la bola pasa baja y lejos.
- Ejecución. Esperan a que los mercados suban antes de comprar y a que bajen antes de vender. En consecuencia, entran a unos precios que les dejan inusualmente expuestos a las correcciones. Muchas veces, especialmente si las operaciones son grandes (véase el punto anterior), al entrar en pérdidas se ven obligados a salirse de operaciones que son buenas. En breve, no tienen paciencia al entrar en las posiciones; persiguen los movimientos, temerosos de perderse una oportunidad.
- Rigidez. No se adaptan a los mercados cambiantes. Buscan los grandes movimientos en mercados con volatilidad en descenso; buscan la ruptura cuando todo indica que estamos en un rango lateral. Fijan los objetivos de beneficios y los stop-loss de tal forma que no se adaptan a los cambios en la volatilidad. Esperan que el mercado se amolde a lo que están haciendo en vez de al revés.
Cuánto gane es una función de en lo que opere y de cómo lo opere. Muchos traders cambian en lo que operan (mercados, acciones, marcos temporales), tan sólo para seguir cometiendo los mismos errores señalados anteriormente. Entrar en operaciones con un buen riesgo/recompensa y a continuación maximizar ese riesgo/recompensa mientras se está en las posiciones es un gran factor a la hora de tener éxito a largo plazo en el trading.
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