Estaba sentado en una sala de espera leyendo una conocida revista cuando me encontré con una cita interesante del actor y director Mel Gibson. El entrevistador señalaba que muchos de los actores en su última película, Apocalypto, no tenían experiencia actuando. ¿Fue difícil – preguntaba el entrevistador – trabajar con ellos como director?
La respuesta de Gibson fue que no fue tan difícil. Para enseñar a alguien a actuar, insistía, lo que necesita hacer es mostrarles cómo respirar las emociones que están intentando representar. Si los actores pueden cambiar su respiración, venía a decir Gibson, pueden entrar en los estados emocionales exigidos por sus papeles.
Ciertamente, no he estado de acuerdo con todos los comentarios de Gibson últimamente, pero éste me pareció particularmente perceptivo. Hay enfoques de terapia breve que aumentan a propósito la ansiedad de un cliente, enfrentándose a patrones de evasión, resistencia al cambio y actitud defensiva. En condiciones de emoción intensificada – la ansiedad en particular – los individuos acceden a recuerdos, ideas y perspectivas que no tenían cuando entraron por la puerta. Al cambiar el estado físico y mental de una persona, el psicólogo cambia también su conciencia de sí mismos.
Piense en el fenómeno de la ansiedad por los exámenes. Un estudiante puede estudiar mucho para un examen y saberse el material del derecho y del revés. En condiciones de ansiedad por el rendimiento, el estudiante se tensa. La tensión muscular aumenta, comienzan los pensamientos negativos y la respiración se hace menos profunda. En los términos de Gibson, el estudiante está literalmente representando un modo de pánico al adoptar el estado mental y físico de la persona con un ataque de ansiedad. Una vez que ha cambiado el estado, el estudiante ya no tiene acceso a lo que ya sabe.
Esto ilustra que el estado en el que nos encontramos facilita o bloquea el acceso a lo que sabemos. Dicho de otra forma, lo que sabemos es relativo al estado en el que estamos. Sin darnos cuenta, somos como actores, alterando nuestra respiración, nuestra postura, nuestros patrones de movimiento y nuestros procesos mentales para crear una representación convincente. Los actores y actrices, no obstante, cambian sus estados intencionalmente para generar sus representaciones. Cuando nosotros cambiamos de estado, la mayoría de las veces es sin ser conscientes de ello.
Mantengo que el acceso a nuestro conocimiento implícito sobre los mercados y los patrones de trading se ve mediado por los estados en que estamos durante nuestra toma de decisiones. Si nuestros cuerpos están relativamente inmóviles, nuestra respiración es superficial y nuestros pensamientos son de preocupación, difícilmente estaremos creando las condiciones en las que normalmente nos sentiríamos poderosos, confiados y en control de la situación. Fracasamos porque, sin darnos cuenta, representamos el papel del individuo ineficaz.
¿Y si realizásemos un seguimiento de los estados mentales y físicos en los que estamos cuando operamos eficazmente y entonces realizásemos esfuerzos conscientes para acceder a esos estados durante la sesión de trading? ¿Y si siguiésemos la máxima de Gibson y representásemos los procesos mentales y físicos asociados con el éxito? Hace ya tiempo, un psicólogo llamado Kelly inventó una terapia en la que animaba a la gente a representar sus ideales: a interpretar el personaje que querían ser. Incluso les hacía inventarse un nombre, una personalidad y un historial del papel que iban a desempeñar.
Lo que descubrió fue que, a medida que la gente desempeñaba sus papeles ideales, comenzaban a recibir comentarios positivos. Esto, a su vez, les animaba a continuar sus representaciones, lo que a su vez proporcionaba más comentarios positivos. Tras un tiempo, los papeles se volvían más naturales: los clientes de Kelly internalizaban los papeles que estaban representando.
A menudo pensamos que tenemos que cambiar internamente (nuestros pensamientos y sentimientos) para cambiar nuestro comportamiento. Pero, ¿y si adoptásemos un comportamiento muy distinto y entonces generásemos nuevos conjuntos de pensamientos, sentimientos y experiencias? ¿Y si, por parafrasear a Nietzsche, nos convirtiésemos en alguien que representase nuestros ideales – y de esa forma nos acercásemos más a esos ideales?
Para los que ya han desarrollado sus habilidades de trading, tal vez el éxito tan sólo sea cuestión de encontrar el estado mental, físico y emocional en el que el acceso a esas habilidades pueda maximizarse. Los traders que quieran trabajar en sí mismos tienen amplio espacio para experimentar.
Traducido del original: “Brief Therapy – Part Three: Becoming the Playactor of Your Ideals”, de la recopilación de artículos del Dr. Steenbarger en www.brettsteenbarger.com/articles.htm
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