Por ejemplo, un trader habría vendido el mercado el viernes pasado al observar las distintas señales de debilidad tras la ruptura del día anterior, pero introduciría esas operaciones en los rebotes del mercado. Incluso operando a corto plazo, un trader puede esperar a que el TICK de la NYSE pase a positivo antes de ponerse corto.
Aunque en teoría esto es fácil, puede resultar más difícil en la práctica. Tener la disciplina para esperar a que los compradores entren en el mercado antes de vender (o viceversa) supone que no puede perseguir los movimientos. Ni puede sucumbir al miedo de perderse algún movimiento.
¿Podría extenderse el movimiento del mercado en dirección de la tendencia sin usted a bordo? Desde luego. Si, no obstante, opera desde el punto de vista de la abundancia, en vez desde el de la escasez, eso no supone una amenaza. Las probabilidades están a su favor si no vende mercados que están sobrevendidos a corto plazo ni compra mercados que están sobrecomprados a corto plazo. Si se pierde una parte del movimiento, siempre puede posicionarse para la siguiente.
Lo que podemos controlar cuando operamos es si asumimos riesgo y cómo asumimos ese riesgo. La mejor ventaja que puede poseer un trader es la capacidad de jugar sólo cuando las probabilidades de tener éxito están a su favor.
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