La solución a esta cuestión representa lo que para mí ha supuesto la mayor contribución a la rentabilidad de mi operativa en los últimos años.
Hela aquí, en toda su simplicidad:
Opero con la tendencia.
Ejecuto las operaciones en contra de la tendencia.
Es decir, si identifico una tendencia alcista en el marco temporal X, espero a una corrección en el marco temporal X-1 para ponerme largo. Si identifico una tendencia bajista en el marco temporal X, espero a un rebote en el marco temporal X-1 para ponerme corto.
Si quiero comprar, espero a que los vendedores entren en el mercado y me muestren lo que tienen. Si no pueden empujar el mercado por debajo de un anterior punto de referencia, compro y utilizo ese punto de referencia como stop.
Si quiero vender, dejo que los compradores hagan subir el mercado y me muestren hasta dónde lo pueden llevar. Si las compras se agotan por debajo de un punto de referencia anterior más alto, vendo y utilizo esa área de referencia como stop.
Si tenemos una buena tendencia y un pequeño rebote o corrección, generalmente como mínimo atacaremos los máximos o mínimos anteriores. Eso supone que incluso una operación que no se dispare hasta nuevos máximos o mínimos a menudo puede cerrarse con algo de beneficio.
Esta mejora en la ejecución puede marcar toda una diferencia en términos de rentabilidad; para mí la ha supuesto.
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