Lo que está menos claro es cómo nuestro nivel de bienestar físico afecta las decisiones que tomamos.
Varios artículos recientes se han centrado en los factores que interfieren con las pistas que forman parte de nuestra intuición en los mercados, incluyendo la ansiedad. Tal vez lo que ocurre es que el estrés perjudica la toma de decisiones al desviar nuestro centro de atención del reconocimiento de patrones (que podría llevar a tomar buenas decisiones) a nuestros cuerpos.
Es más, podría ser que, a un nivel superior de condicionamiento cognitivo y físico, nos volviésemos especialmente sensibles a las pistas sutiles del reconocimiento de patrones y tomásemos decisiones que, aparentemente, nos harían parecer afortunados debido a un acceso mejorado a nuestra intuición para los mercados.
Finalmente, ¿conllevaría tal condicionamiento entrenar la atención y la concentración para que pudiésemos procesar más de nuestros entornos?
Si pensamos en el trading como en algo parecido a una competición deportiva, ¿qué ejercicios de condicionamiento nos situarían en la mejor posición competitiva?
Creo que estas cuestiones tocan algunas de las áreas más interesantes y desafiantes y, a la vez, peor comprendidas dentro de la psicología del trading.
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