martes, 3 de noviembre de 2009

De la educación al entrenamiento: cómo desarrollar el éxito de los traders

Mi artículo sobre entrenar a los traders como un proceso de supervisión sugirió que aprender a leer y a responder a los mercados podría ser parecido al proceso que realizan los psicólogos cuando aprenden cómo leer y responder a las personas durante la terapia. Los lectores de mi libro sobre cómo mejorar el rendimiento de los traders se darán cuenta de que éste es un proceso en el que los aprendices primero aprenden a desarrollar su competencia y después adquieren sus especialidades y su maestría.

Cabe destacar que el proceso de entrenamiento en la psiquiatría es una secuencia de cuatro años, sin incluir las prácticas ni el entrenamiento en especialidades. De forma parecida, los que tienen un doctorado en psicología normalmente se preparan durante cuatro años tras la carrera, seguidos de un quinto año como psicólogo residente a tiempo completo.

La progresión durante esos años tiene el formato de “ver uno, hacer uno, enseñar uno”. Los estudiantes de psicología y psiquiatría inicialmente asisten a clase y observan a otros realizar terapia. Sus intentos iniciales al trabajar con otros se realizan en cursos mediante el psicodrama (“role-play”), minimizando los riesgos de cometer errores. Sólo posteriormente en su entrenamiento comienzan los estudiantes-terapeutas a ver a sus propios clientes en las clínicas, bajo estricta supervisión. Aún más tarde, ayudan a supervisar a los principiantes, compartiendo su competencia y su creciente maestría con sus compañeros más jóvenes.

Nadie en el campo de la salud mental sugeriría que la enseñanza, supervisión y el desarrollo de la competencia (mucho menos de la maestría) pudiera realizarse en cuestión de días o semanas. Sabemos por los estudios del desarrollo de la maestría – de los deportes al ajedrez – que el desarrollo de la maestría normalmente lleva años. No es casualidad que los atletas olímpicos – ya de por sí grandes atletas – sigan recibiendo entrenamiento y asesoría durante años después de que ya hayan desarrollado competencia en su trabajo.

La educación – en el trading como en otros campos – es valiosa, pero es distinta de un programa coordinado de aprendizaje. Los seminarios, talleres y experiencias de aprendizaje aislados no pueden reemplazar el entrenamiento que sigue la secuencia “gatear, caminar, correr” que reciben los estudiantes que pasan de “ver uno” a “hacer uno” a “enseñar uno”.

Escuchamos a menudo que el 80% o más de los traders fracasan en su empeño. ¿Podría ser que eso ocurra porque carecen de las estructuras de entrenamiento normalmente disponibles para los atletas, soldados profesionales y actores? ¿Cómo podría ofrecerse ese entrenamiento de una forma que fuese asequible y factible logísticamente? Trataré estos importantes retos en un próximo artículo de esta serie.

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