Una de las experiencias formativas de mi carrera como psicólogo fue observar a los traders de alta frecuencia en Chicago (los que realizan 50-100 o más operaciones al día de forma discrecional) ganar dinero consistentemente, día tras día, semana tras semana, año tras año. Cuando vi cuánto pagaban en comisiones cada día y que aún así ganaban dinero, me di cuenta de que sus habilidades eran mayores que cualquier eficiencia de mercado.
Tal vez lo que me resultó más interesante fue que estos trader normalmente no me podían explicar en palabras cómo estaban tomando sus decisiones. Sí, podían señalas los cambios en el flujo de órdenes, el volumen, etc. – y sí, el tamaño de sus posiciones y sus ideas sobre limitar las pérdidas y tomar beneficios tenían un fuerte elemento de planificación previa – pero la mayoría de sus decisiones eran como la improvisación del quarterback. Me quedó claro que sabían mucho acerca de los mercados, pero no parecían saber lo que sabían.
Darme cuenta de esto me llevó a investigar el campo del aprendizaje implícito mientras escribía mi libro sobre el rendimiento en el trading. También me llevó a este artículo clave sobre la base objetiva del conocimiento subjetivo. Parece ser que, particularmente en el ámbito del reconocimiento de patrones, procesamos el mundo mucho mejor de forma implícita y subconsciente que explícitamente. Cuando conduzco, respondo al movimiento brusco del coche en el carril de al lado prácticamente de forma inmediata, antes de identificar conscientemente lo que ese coche está haciendo. Esto tiene sentido desde el punto de vista evolutivo: si necesitásemos evaluar racional y conscientemente cada amenaza antes de responder, no sobreviviríamos mucho tiempo como cazadores, pilotos de caza o pilotos de coches de carreras.
Un excelente artículo de investigación que me pasó un lector alerta (¡muchas gracias!) señala que el cerebro humano está diseñado para tomar decisiones lógicas de modo implícito. Por ejemplo, una investigación mostró cómo unos individuos a los que se les puso a observar una pantalla de ordenador en la que la mayoría de los puntos se mueven aleatoriamente, pero algunos se mueven con una ruta determinada pudieron al final realizar predicciones precisas sobre la dirección de los puntos programados, más allá de niveles atribuibles a la suerte. Los cálculos matemáticos necesarios para realizar estas predicciones están por encima del nivel de muchos de estos participantes. Más bien, sus cerebros captan las distribuciones de probabilidad en los datos y los sujetos los identifican en base a una “sensación” de lo que ocurrirá a continuación con los puntos.
El motivo por el que la psicología es crucial para los traders, en desarrollo o experimentados, es que el acceso a este conocimiento implícito, sentido, se ve alterado con facilidad por factores como la fatiga, la preocupación, la frustración y la presión por rendir. De hecho, uno de los errores más comunes que cometen los traders es que intentan solucionar los problemas de rendimiento pensando más. Como el insomne que pasa despierto más y más tiempo pensando en intentar quedarse dormido, el trader que analiza y se preocupa por el rendimiento pierde esa “zona” en la que las distribuciones de probabilidad se presentan implícitamente.
Los traders de éxito, con experiencia, saben más de lo que saben que saben. Su rendimiento depende crucialmente de su habilidad para mantener un estado mental en el que puedan acceder a su conocimiento implícito. Mantener esa “zona” será el tema del segundo artículo en esta serie.
Traducido del original: Implicit Learning: The Key to Trading Performance
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