Digamos que una persona tiene un ataque de pánico, experimenta una ansiedad y un temor que le desbordan y que no están conectados con nada que sea evidente. Esa sensación de pánico puede asustarle tanto que la persona desarrolle un miedo a los ataques de pánico. Así es como los pacientes con trastornos de pánico desarrollan a menudo agorafobia: asumen que sus ataques están causados por algo en su entorno, así que evitan ir a sitios que (creen) puedan activar nuevos ataques.
De forma parecida, he trabajado con estudiantes que han sufrido ansiedad por los exámenes, un tipo muy común de ansiedad por el rendimiento. Desarrollan tanto miedo a tener ansiedad durante un examen que acaban generando el miedo que esperaban evitar.
Cuando las personas desarrollan ansiedad sobre su propia ansiedad, eso se llama ansiedad secundaria. Es un problema particularmente espinoso porque genera un círculo vicioso: más ansiedad lleva a más miedo a la ansiedad que a su vez se transforma en más nervios.
Un elemento clave que perpetúa el ciclo es evitar las situaciones que podrían activar la ansiedad. Mientras intentemos evitar lo que tememos, nuestros miedos nos controlarán. Psicológicamente, la única cura para la ansiedad es enfrentarnos directamente a nuestros miedos mientras permanecemos en control de la situación. De esta forma, aprendemos en nuestra experiencia que podemos lidiar con situaciones amenazadoras.
Lo que ocurre con los traders es que responden a las pérdidas (o a la amenaza de pérdidas) con una ansiedad que les trastorna, a menudo porque están operando con demasiado riesgo o posiciones demasiado grandes. Como resultado, desarrollan un miedo a estos trastornos y evitan las situaciones que podrían llevarles a volver a sufrirlos. Un trader con el que trabajé nunca aumentaba el tamaño de sus posiciones de forma proporcional a su habilidad. Ganaba dinero, pero nunca tanto como debería haber ganado. Resulta que esta era su forma de lidiar con las grandes y dolorosas pérdidas que había sufrido al comienzo de su carrera. Operar con posiciones muy pequeñas era su forma de mantener a raya la ansiedad; no tenía tan sólo miedo a perder dinero, sino a perder también la cabeza.
Otro trader con el que trabajé tenía tanto miedo a bloquearse que analizaba en exceso las oportunidades de trading, a menudo desperdiciando buenas operaciones. El bloqueo que temía tenía sus raíces en la ansiedad: perder el control sobre el trading, por perder el control emocional.
El enfoque que en mi opinión resulta más útil para tratar la ansiedad secundaria es la visualización guiada, complementada con el biofeedback. Lo que hago en sesiones intensivas es hacer que los traders practiquen mentalmente escenarios en los que pierden dinero mientras que mantienen sus cuerpos bajo control. El seguimiento de la variabilidad en el ritmo cardiaco ha sido especialmente útil para esto; el programa de Freeze Framer al que hice referencia en este otro artículo se llama ahora emWave y me ha funcionado bien.
La clave para utilizar el biofeedback como mecanismo de entrenamiento es ayudarse a sí mismo a mantenerse físicamente tranquilo y concentrado, incluso mientras visualiza situaciones que le provocarían ansiedad, lo cual a su vez normalmente desencadenaría la ansiedad secundaria. Al repetir estas situaciones mentalmente una y otra vez hasta que pueda mantener el control físico, se está literalmente entrenando para dominar sus respuestas, eliminando la ansiedad secundaria desarrollando su auto-eficacia.
No podemos evitar sentir nervios, miedo y ansiedad, especialmente en situaciones en las que tenemos que funcionar en condiciones de riesgo e incertidumbre. Podemos, no obstante, evitar ponernos nerviosos sobre nuestros nervios y temer a nuestro miedo. Siempre experimentaremos emociones al operar; tan sólo que no tenemos que vernos controlados por las mismas.
Traducido del original: Secondary Anxiety and Trading Performance
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