En un artículo reciente, resumí cómo una excesiva orientación al logro de un trader puede llevarle a “forzar” las operaciones, dejando a un lado los planes y las reglas de trading. Esto ocurre a menudo cuando los traders se frustran por las perdidas o por la lentitud de los mercados e intentan compensar la falta de resultados iniciando posiciones demasiado grandes o demasiadas posiciones. Los traders fuerzan la situación cuando se sienten presionados, ya sea por los beneficios, por la acción o para conseguir una ventaja competitiva sobre otros traders.
El resultado es una pérdida de auto-control, a medida que la agresividad reemplaza al buen juicio. El éxito en el trading puede ser discrecional o basado en sistemas, pero siempre debe estar regido por reglas, controlado por consideraciones básicas de gestión del riesgo y la oportunidad. Por supuesto, esto podría servir para una definición de una mala operativa: cuando la necesidad de operar desborda la necesidad de preservar e incrementar el capital.
Uno de mis pósteres favoritos en mi oficina es un francotirador militar en el campo de batalla, asomándose desde su escondite. El pie de foto dice: “La mejor arma del francotirador es una mente afinada. Combina el dominio del sigilo, la visualización del entorno, la balística y la habilidad de disparar con precisión en uno de las armas más letales que jamás haya infundido el miedo en el enemigo”.
Si el francotirador se volviese demasiado agresivo y se aburriese esperando al tiro adecuado, saltaría de su escondite y comenzaría a disparar al enemigo sin ton ni son. La mayoría de los tiros se desperdiciarían y el francotirador fuera de control sería rápidamente localizado y acribillado a tiros.
No, el francotirador espera al disparo ideal: el “sigilo” y la “visualización del entorno” son herramientas esenciales de su oficio. Ser un francotirador supone combinar la agresión con un exquisito auto-control y juicio. Es agresión controlada.
A lo largo de los años, he aprendido a operar como un francotirador, en vez de iniciar una posición tras otra rápidamente. Cuando finaliza una operación, me quedo fuera del mercado y espero una nueva oportunidad. Durante el tiempo de espera, refresco mi “visualización del entorno” (la valoración de las condiciones del mercado y mi propia condición) y vuelvo a mis reglas básicas de trading.
La idea es operar sólo cuando tengo una visión despejada del objetivo. Todo lo demás es espera y preparación, permanecer al margen en una posición defensiva. Es ese tiempo entre disparos al objetivo el que proporciona el auto-control. Es difícil forzar la situación cuando uno se toma el tiempo de volver a valorar la situación, volver a cargar y volver a cubrirse tras un tiro fallido. Con la suficiente repetición, este proceso se vuelve automático: su modo por defecto es el de auto-control.
Planifique. Opere. Vuelva a valorar el plan. Opere. Es un ritmo que combina lo mejor de la orientación al logro y la agresión con el buen juicio y la cautela. Es una sensación estupenda planificar una buena operación, ejecutarla a la perfección y a continuación tranquilizarse y esperar hasta la siguiente oportunidad. Cualquier habilidad, afinada y ejecutada con precisión, es una forma de obra de arte. Creo que los mejores francotiradores lo entienden.
Traducido del original: Trading Like a Sniper: Blending Aggression and Self-Control
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